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Pachamama – Runa – Sallqa;
la crianza de la vida

Porfirio Enríquez Salas


Introducción: “Criar la vida” vs. “Producir bienes”

En el contexto de la conversación, del diálogo recíproco y el trato cariñoso del pastor andino con su uywa y del agricultor con los cultivos de su chacra, no tienen lugar las supremacías, las sujeciones dominadoras etnocéntricas ni posibilidades de depredación irresponsable de la Pachamama y su biodiversidad. Todos los seres del ayllu o Pacha, comparten el don de la vida, y por tanto tienen la misma importancia, derechos y obligaciones respecto a ella. Por este motivo, en el kay pacha, la depredación irresponsable por los miembros de la comunidad humana, también es severamente castigada conforme lo demuestra Guamán Poma de Ayala, cuando ofrece información histórica relacionada con las ordenanzas en tiempo de los Incas, de lasiguiente forma: “Yten: Mandamos que en este rreyno que ningún árbol frutal o madera aumente opaxa que no fuesen quemado ni lo cortasen cin licencia, so pena de la muerte y castigos”. Seguidamente agrega: “Yten, mandamos que no las cogiesen luycho, tarugo [venados], uanaco [guanaco], uicona [vicuña], uachua [ganso andino] ni lo matasen, para que aumente, cipo que fuere a león y sorra lo matasen por los daños que resultaua” (Poma de Ayala, 1980: 162).

A partir de este principio no tiene lugar en el mundo andino la ideología occidental de control y dominio sobre la naturaleza y sus recursos, porque todos los seres, incluyendo al ser humano, forman parte del medio natural personificado y divinizado en la Pachamama, que viene a ser la deidad generosa, madre universal que nutre y da vida a todo cuanto existe, incluyendo la vida del hombre, que depende de ella. Esta forma de ver y concebir el mundo, le da sentido a la crianza de la vida, porque “va mucho más allá de los valores económicos y que alcanza el nivel de los valores afectivos, humanos y religiosas. Esta valorización es la que da, en última instancia, sentido y relevancia social a su tecnología y su trabajo técnico”(Van Kessel, 1991a: 12)

 

 1. Sallqa – waka – runa: la crianza mutua

La meta final de la economía de la crianza, no es acumular dinero para adquirir poder y dominio hasta para corromper, sino por el contrario, es compartir el sumaq kawsay (entendida como una vida agradable, armoniosa, vigorosa y sencilla), que viene a ser un estado de plena armonía consigo mismo y con los semejantes (Runa), con la naturaleza (Sallqa) y con las deidades (Wak’a), que además participan en los procesos de distribución y consumo de bienes y servicios, así como en el esfuerzo comunitario de alimentarse y alimentar a todos los seres vivos comprometidos con la economía de la crianza mutua. Una muestra de esta alimentación comunitaria, está relacionada con el destino de la producción agrícola y pecuaria, que no sólo es para la alimentación del hombre y la reserva de semillas, sino también para el trueque, así como la alimentación ritual, rituales de los ganados de la Pachamama (ratón, cóndor, zorro, etc.). Por este motivo, el sumaq kawsay para el andino, esta relacionado con la “... armonía cósmica, una triple armonía ‘ecológica, social y ética’, a la vez que integradora en la Pacha. En esta perspectiva, con este anhelo, para esta utopía se afana el andino cuando se dedica a su diaria labor en la chakra. Sumaq kawsay es su humilde esperanza y su gran meta cuando se dedica sin reservas a la crianza de la vida y cuando se siente crecer al dejarse criar por la vida...” (Van Kessel y Enríquez, 2002: 259).

Sumaq kawsay: la vida en armonía. Signos evidentes del sumaq kawsay, por un lado, es la multiplicación indefinida de la biodiversidad animal y vegetal en la Pacha, “por cuanto la diversidad es la expresión de la riqueza de la vida, base a su vez de una inmensa belleza” (Tamames, 1995: 257); y por otro, de una creciente felicidad del criador y su familia, fundamentada en una vida sencilla, duradera y sostenible, preocupada por satisfacer las necesidades fundamentales de la existencia humana cotidiana con bienes y servicios elementales, lejos de las agobiantes necesidades ilimitadas de la economía de mercado y de producción de bienes materiales superfluos, que trastorna y rompe la armonía de la Pacha. Esta “vida sumaq kawsay”, de “criar y hacer crecer armónicamente la diversidad de la vida en la Pacha”, es decir la biodiversidad, es la que asegura el camino para incrementar su prestigio, además de la fuerza suficiente y la satisfacción de las comunidades implicadas en el proceso de la crianza.

La economía andina de crianza, se sustenta en dos pilares fundamentales estrechamente interrelacionados: la agricultura y la ganadería, que se llevan a cabo en el contexto de la cosmovisión andina descrita líneas arriba. La crianza de plantas y animales es altamente especializada, por este motivo se ha desarrollado una terminología específica, que demuestra esa característica, la misma que se presenta y describe a continuación.

En la lengua quechua se le denomina uywa (en singular) a todos los animales criados en la casa o animales domésticos. Otros prefieren denominarlos como uywasqakuna (en plural), tal como se precisa en la denominación registrada por Gonzáles Holguín (1989: 465). De igual forma se le denomina Mikhuy (en singular) y mikhuykuna (en plural), a todas las plantas cultivadas por el hombre y que están destinadas a favorecer con alimentos de origen vegetal a las familias criadoras. La necesaria relación sinérgica entre uywa y mikhuy, permite la sobrevivencia de las familias comuneras criadoras, por este motivo, no existen familias que sustenten su existencia en la monoproducción, esdecir, sólo en la uywa y sólo en el mikuy, ambos se complementan mutuamente durante el proceso de la crianza, para favorecer a las familias comuneras y a la vez favorecerse asimismo en el proceso de generación de mayor biodiversidad. De igual forma, la posibilidad de criar predominantemente uywa y mikhuy depende de la ubicación espacial de las familias criadoras en el contexto de la diversidad y variabilidad geográfica y climática de la ecorregión andina.

 

2. El discurso tecnológico andino: Uywaña (criar)

En el discurso tecnológico andino, que viene a ser el sustento de la economía andina de crianza, son importantes los términos uywa y mikhuy que están considerados como chakra. La chakra es el centro donde se lleva a cabo la crianza, “... es la extensión de tierra donde el campesino cría con cariño y respeto a las plantas, al suelo, al agua, al microclima y a los animales. En un sentido amplio, la denominación chakra se refiere a todo aquello que se cría, así los campesinos dicen que la llama es su chakra que camina de donde cosechan su lana. Nosotros mismos somos la chacra de las Wak’a, quienes nos cuidan, nos enseñan, acompañan y protegen” (Valladolid, 1993: 6).

Dentro de la denominación uywa considerada como chakra, puede haber: Llama chakra o llama chakrakuna conforme sugiere la versión de Gonzáles Holguín (ob. cit.: 209). Cuando este autor se refiere a la llama chakrakuna, dice: “El ganadero, o el granjero en ganados y no en chakras”. Puede haber paqucha chakra, etc. De igual forma, dentro de lo que es mikhuy, que también esta considerado como chakra, existe papa chakra, kiwna chakra, qañiwa chakra, etc. Dentro de la cosmovisión andina uywa y mikhuy se crían en el contexto del ciclo agropecuario y climático, es decir uywakun, que proviene del verbo quechua uyway (criar), para que éstos a la vez críen recíprocamente al hombre.

De igual forma son importantes los términos: uriy, miray y wiñay. El término uriy en el proceso de la crianza de la vida, se refiere al hecho de dar los frutos todos los cultivos (llapan mikhuykuna urinkama). Por ejemplo: si se habla de la crianza de la papa, se puede afirmar lo siguiente: papa urin hallp’a ukhupi (la papa da frutos o tubérculos dentro la tierra). En la terminología más específica y especializada, el proceso en el que se lleva a cabo el papa uriy, también tiene sus denominaciones específicas, tales como:

−  Papa saphichay (echar sus raíces la papa).

−  Saphimanta papa muquchakun (de las raíces se forman nódulos, que son el origen de los tubérculos de papa).

−  Muqukunamanta, papa wiñayta qallarin (la papa empieza a crecer de los nódulos).

El término miray durante el proceso de la crianza de la vida, se refiere al hecho de producir o reproducirse de las uywa o animales domésticos. Por eso se dice llapan uywakuna mirankama (todos los animales se reproducen). El miray se da cuando en un rebaño de alpacas por ejemplo, nacen bastantes crías, que vienen a ser la continuidad de la vida, es decir de la comunidad humana y de los mismos animales.

El término wiñay se se refiere al hecho de aumentar el tamaño o porte, tanto de las uywa como de los mikhuy. Por ejemplo, las alpacas crecen (wiñan) desde que son crías hasta volverse adultas. De igual forma, la papa como tubérculo crece (wiñan) dentro de la tierra, pero su follaje también crece (wiñan) sobre la tierra, hacia arriba.

Los términos: uriy, miray y wiñay descritos, dentro la concepción andina de la crianza, no tienen el mismo equivalente que en la economía moderna de producción. Los tres términos se refieren a una crianza enraizada en una profunda responsabilidad ante la vida que el criador andino comparte con la Pacha, cuidando comprometidamente la perpetuación de los animales y plantas.

En la economía andina de crianza, es importante también el allin uyway. Que viene a ser la forma específica en que se lleva a cabo la crianza de plantas y animales. Se refiere a la posibilidad de realizar “la buena crianza” de la uywa y el mikhuy. Un allin uyway de la uywa (ganados), tiene como resultado un allin miray (buena reproducción de ganados); de igual forma, un allin uyway del mikhuy (cultivos), tiene como resultado un allin uriy (buena producción de cultivos).

Sin embargo, el allin uriy y el allin miray, relacionado con el uyway, no son posibles si sólo se siembran los cultivos y se crían los ganados al azar. En la concepción andina, el allin uyway esta relacionado con tres exigencias necesarias y vitales que sustentan a la economía de crianza. Estas exigencias son: a) makichana / runachana, b) Pachamama yuyariy (también se le puede llamar: pachamamaman haywakuy o pachamamaman churakuy), y c) runapura allin kawsay.

a) Makichana / runachana

Makichana, se refiere a hacer todas las actividades necesarias que demanda el ciclo agropecuario “a la mano”, con constancia, oportunidad y dedicación. Esta relacionado con la actitud técnica del criador de la uywa y el mikhuy. Aquí se considera toda la habilidad y experiencia empírica del criador (uywaq), en el proceso de crianza de la vida. Por ejemplo si se trata del cultivo de la papa dulce, la habilidad técnica del criador tiene que tener en cuenta los siguientes aspectos: Escoger un terreno de color negro (yana hallp’a) apropiado para papa dulce, escoger un lugar abrigado de las heladas para preparar el suelo y elaborar los surcos y sembrar, hacer bien el barbecho, observar las señas de la Pacha para determinar el momento más propicio para el sembrío conversando con las señas y los señaleros de la Pachamama.

De igual forma se deberá proceder si se trata de la crianza de alpacas. En este caso se tendrá el cuidado necesario en la identificación y tratamiento de sus enfermedades, facilitar buenos y suculentos pastos para su alimentación, atender el proceso anual de su crianza (empadre, parición, selección de alpacas reproductoras, que tengan fibra fina, etc.), construcción de infraestructura de crianza y pastoreo y rotación de pasturas. Cuando se cumple con todos estos requerimientos, los cultivos y los animales crecen y se reproducen adecuadamente, porque se les ha tratado como a personas, en la lengua quechua se dice uywa chaymanta mikhuy runachakun (los cultivos y los animales se vuelven como gente, como humanos por el trato que se les da). Runachana entonces se refiere a cuidar la chackra de uywa y mikhuy, como si fuera una persona, “como si se tratara de nuestro propio hijo, dirá muy comprometidamente cualquier agricultor andino”.

b) Pachamama yuyariy

Al rito denominado Pachamama yuyariy (también se le puede llamar: pachamamaman haywakuy o pachamamaman churakuy, o simplemente churakuy o haywakuy). Se refiere al hecho de alcanzarle o ponerse a la Pachamama y por tanto acordarse de ella. Viene a ser la dimensión simbólica, ético-religiosa, que conjuntamente con la dimensión empírica, conforman la totalidad llamada tecnología andina. La tecnología simbólica relacionada con la crianza de la uywa y del mikhuy en la chakra se sustenta en gran cantidad de celebraciones mayores y menores, rituales propiciatorios y suplicatorios por la fertilidad de la chakra y del ganado, expresiones de pena y de alegría ante las divinidades por los logros y los fracasos, y gestos agradecidos de reciprocidad dirigidos básicamente a la Pachamama, la madre tierra, la principal divinidad que cobija y provee el sustento y que hace posible la vida de los hombres.

Los rituales religiosos que se realizan en el distrito de Nuñoa, en honor a la Pachamama son de diversa magnitud y se les puede agrupar en tres: la ch’alla cotidiana, el ritual del k’intusqa y un complejo ritual llamado haywakuy o Pachamamaman haywakuy, traducido como “alcanzarle a la Pachamama”. A continuación describimos brevemente dichos rituales.

La ch’alla, significa hacer beber a la Pachamama, una bebida refrescante o licor, primero o antes de que la persona lo haga. Es un gesto respetuoso de compartir con Ella y una súplica piadosa por su protección. Para llevar a cabo este sencillo ritual de profundo significado simbólico, la persona echa, antes de servirse, algo de la bebida de la botella al vaso, se inclina muy respetuosamente hacia la Pachamama y echa el licor con un movimiento firme de donde está parado hacia el oriente, en dirección a la salida del sol. Al mismo tiempo que echa el licor, va implorando con las siguientes palabras: “Pachamama sumaqlla kachun tukuy imapas” (Pachamama, que sea bonito / bueno no más todo).

Terminada la ch’alla, la(s) persona(s) que circunstancialmente lo acompaña(n), “lee(n)” la línea de las manchas que el licor dejó en el suelo, y la van interpretando, según se haya formado alguna figura lineal, como buen o mal augurio, para aquello que están realizando o lo que se tiene pensado realizar. Así leen la respuesta de la Tierra como un aviso, una expresión de complacencia, de descontento, de desagrado, de respaldo de apoyo. Durante las ceremonias se realiza la ch’alla en varios momentos, habitualmente con vino y alcohol. 

El k’intusqa, a diferencia de la ch’alla, es un ritual más solemne y de mediana complejidad que realiza generalmente la familia para agradecer o pedir licencia de la Pachamama, previa a la realización de alguna actividad propia del calendario agrícola o pecuario, como: sembrío, cosecha, almacenamiento de productos, floreo de la chacra y el ganado, y de cualquier otra actividad relacionada con la salud, los negocios, viajes, matrimonios, etc. Según la actividad que se está iniciando el k’intusqa, se puede realizar en el hogar de la familia, en su patio, en la chakra o en el corral del ganado.

El ritual del k’intusqa es también una ofrenda para alimentar a la Madre Tierra y tiene un significado y una estructura similar al anterior. La diferencia está en que a la Pachamama se le ofrece la kuka k’intu (hojas enteras, no dañadas de coca), en un acto ritual de entrega diferente de la ofrenda. Si la ceremonia se realiza dentro de la casa, se atiza el fuego del fogón (q’uncha) dentro de la cocina de la vivienda familiar para hacer que el fuego consuma la ofrenda. Si la ceremonia se realiza fuera de la casa o del kawiltu, se prende una fogata en la chakra o en el corral del ganado; esta fogata es denominada awila (abuela), nombre cariñoso y respetuoso para indicar a la Madre Tierra.

Lejos del fuego en que se entregará la ofrenda a la Pachamama, el jefe de familia inicia el ritual con la preparación del plato ritual. Para ello la esposa extiende al suelo o sobre una mesa la inkhuña con coca, coloca una botella de alcohol y vino a ambos lados de la inkhuña. Antes del inicio de la ceremonia, el oficiante, prepara el plato, que en este caso es una hoja blanca de papel que se dobla a manera de un depósito rectangular, donde los participantes depositarán la kuka k’intu y se aderezarán los alimentos para la Madre Tierra y los Apus. Luego invita a toda su familia y sus parientes. Después de la invitación, todos se congregan alrededor de la inkhuña y se ponen de rodillas con el propósito de escoger tres hojas de kuka k’intu, por cada intención o petición que tiene cada una de las personas. El ritual empieza cuando el jefe de familia, que es el oficiante principal del ritual, escoge tres hojas de kuka k’intu, los levanta hacia arriba y ora con profunda devoción invocando a la Pachamama y a los diversos, Apus de la localidad (Apu Urqhurara, Apu Karan Karani, Apu Chuqurusinu, Apu Qhanqawi) y otras deidades cristianas, para que les ampare, les apoye y les de licencia para realizar en forma exitosa aquella empresa o actividad que tiene decidida a realizar la familia.

Terminada la imploración por licencia y buen éxito, el oficiante deposita las hojas en el plato. Seguidamente invita a toda su familia y sus parientes para que hagan lo propio. Finalizada la puesta de la kuka k’intu, el oficiante le agrega un poco de incienso y una gotas de alcohol y vino, lo envuelve muy cuidadosamente y les acerca a todos los presentes le dan un pequeño beso respetuoso. Luego el oficiante les dice a todos los presentes: “Lisinsiyaykichiswan (con vuestro permiso)” y los asistentes responden: “Tatanchispa lisinsiyanwan (con el permiso de nuestro Señor)”. Seguidamente lleva la envoltura u ofrenda con profunda fe y devoción a la fogata para colocarla en ella. Luego le ch’alla con alcohol y vino hacia la salida del sol y se retira para juntarse nuevamente con la familia mientras el fuego consume la ofrenda.

El oficiante retorna donde está el grupo y les dice: “Dios pagarachun ninmi Pachamama (“gracias”, ha dicho la madre tierra)”. Seguidamente el oficiante dice: “Kunanqa pirdunakusunchis llapanchis (nos perdonaremos mutuamente todos)” y todos se abrazan mutuamente, diciendo:”Allin urallapi kachun (que sea en buena hora)”. Antes de finalizar el ritual, la esposa del celebrante reparte pequeños puñados de coca a todas las persona mayores presentes para que picchen, a la espera de los resultados de la quema de la ofrenda. El acto de picchar empieza con el convido recíproco por persona de tres hojas de coca en el boca de cada asistente a la ceremonia.

El ritual termina, con la observación de las cenizas por el oficiante. Si “la quema” de la ofrenda quedó con una ceniza blanca, es señal de buen augurio, porque la actividad o empresa que está emprendiendo la familia resultará en forma exitosa, pero si la quema de la ofrenda quedó con una ceniza negra o mal quemada, la actividad o empresa que está emprendiendo la familia tendrá dificultades. Terminada la ceremonia del k’intusqa, se prosigue con el consumo de algunas copas de licor entre las personas mayores asistentes a la ceremonia.

La crianza de los diferentes cultivos andinos durante su ciclo productivo, especialmente de la papa que es el principal cultivo y el alimento básico de la familia y la realización de las labores agriculturales y pastoriles, va acompañado en todo momento del ritual del k’intusqa, desde la roturación de la tierra (chakmay), pasando por la siembra, el deshierbe y el aporque, la cosecha, la selección y el almacenamiento de la papa, la elaboración y almacenamiento del chuño y la tunta. Los rituales y el trato respetuoso a la papa como una persona respetable y querida, se realizan en forma sostenida a lo largo del ciclo agrícola. Durante el período de crecimiento de los cultivos, se celebra la fiesta de Carnavales que está dedicada a todos los cultivos que cría la familia, y principalmente al cultivo de papa. Estos ya son rituales más extensos que se desarrollan a modo de celebraciones festivas. La describimos a continuación. 

El Pachamamaman Haywakuy. No describimos aquí los demás rituales de producción, que son múltiples y extensos como el papa chakra taripay o floreo de la chakra de papa, que se desarrolla en tiempo de Carnavales, y el uywa t’ikachay, o floreo del ganado, que se realiza por separado para camélidos, ovejas y vacunos en el día particular del santo patrón de cada uno de estos ganados. Aparte de todos estos rituales y ceremonias se realizan otras, más complejas, dedicadas a la Pachamama, que se conocen con el nombre de Pachamamaman haywakuy (alcanzarle a la Pachamama).

Estas se realizan en dos épocas del año: la primera en los meses de enero o febrero, en todo caso, antes de la Semana Santa, y la segunda, la más importante, en el mes de agosto. Durante este mes, la Pachamama “está viva y tiene la boca abierta” para comer, porque está con hambre antes de comenzar el nuevo ciclo biológico de las plantas y animales, y para hablar mediante la coca avisando, pidiendo, recordando, señalando. En este momento también se predice lasituación del año agrícola y las particularidades del clima durante los próximos meses. En agosto Ella recibe con ganas todo aquello que se le puede alcanzar en agradecimiento de las cosechas recibidas y la procreación del ganado y las peticiones de buena salud y protección para la realización de alguna empresa familiar a ser emprendida. La realización del haywakuy está a cargo del Yachaq, la autoridad ritual encargada de preparar y ofrecer las mesas solemnes según la necesidad de la familia que solicita sus servicios.

La uywa t’ikachay o floreo del ganado, es la ceremonia agropecuaria de mayor importancia que acompaña a la crianza de los camélidos domésticos (alpaca y llama), ovejas y vacas. Cada una de estos animales que cría la familia comunera, tienen su propio día ceremonial en que reciben los honores y las expresiones de gratitud de la familia que cría y que a su vez es criada por ella. La ceremonia expresa esta conciencia de reciprocidad entre el pastor y su ganado y permite cumplir responsablemente con las obligaciones de reciprocidad propias de la crianza mutua en el contexto del respeto y cariño.

Las llamas y las alpacas tienen una ceremonia fundamental denominada siñalakuy (floreo del ganado), que se lleva a cabo en el mes de octubre. A las llamas se le denomina ritualmente chullumpi y machu, y a las alpacas ch’usllu mama. Las crías de alpaca, consideradas como el resultado del proceso de la crianza y por tanto, la continuidad de la vida, también tienen su propia ceremonia llamada wallqhacha que es la colocación de collares. Para llevar a cabo esta ceremonia, el criador se preocupa por conseguir los siguientes insumos necesarios: serpentinas, misturas, manzanas y membrillos verdes, flores de tani tani, hallu hallu, coca, incienso, cohetes, alcohol y vino.

Antes de la ceremonia, durante el día indicado, las alpacas son repuntadas a tempranas horas de la mañana en los mejores pastos reservados llamado muya, mientras la familia se dedica a confeccionar las wallqha o collares en casa, para ser colocadas a las crías de alpaca. Para ello se cortan las manzanas y duraznos verdes en rodajas y las ensartan junto con las flores de tani tani y lanas de color rojo y blanco, en la forma de collares para cada una de las crías de alpaca que nacieron en el rebaño. Para iniciar la ceremonia, las alpacas adultas junto con sus crías, son conducidas al ch’usllu kancha, cerco de alpacas, en las que son encerradas para el ritual.

Para dar inicio a la ceremonia, la familia realiza el k’intusqa, para pedir licencia y agradecimiento a la Pachamama. Seguidamente se agarra a una cría macho y otra hembra, a las que se les pone la wallqha y se les hace una especie de cadena de matrimonio con las serpentinas. Seguidamente se les ch’alla, se les hace picchar coca y beber vino. Concluida esta ceremonia principal, se agarra una por una a las crías de alpaca para colocarles el collar conjuntamente con serpentina en el cuello. Seguidamente se asperja al rebaño de alpacas con vino y alcohol y se les arroja con dulces, durazno, misturas, serpentinas, flores de tani tani, hallu hallu. También se les hace humear con incienso y se arrojan cohetes al espacio. Terminada la ceremonia, la familia y los parientes se abrazan y se dan muchos parabienes, se alegran bailando, cantando, bebiendo algunas copas de licor y picchando coca. Luego el rebaño es conducido a los bofedales reservados para esta ocasión para que pasten.

En la concepción andina de la crianza, es importante acordarse de la Pachamama mediante los ritos, ceremonias cotidianas y festividades ligadas al ciclo agropecuario, porque la comunidad humana, el ganado, los cultivos y todo cuanto existe en este mundo, viven en ella y se reproducen a partir de su fertilidad materna, por eso se la considera como ancha munayniyuq o todopoderosa. Por ello, cuando el criador se pone le alcanza o le da a la Pachamama a partir de sus ritos y ceremonias, le pide su bendición para que haga madurar los productos, para que envíe muchos productos y animales, de esta forma le da de comer y por tanto cría recíprocamente al hombre.

Si no se cumple con los rituales y ceremonias a la Pachamama, como castigo entran los ratones, las vizcachas y los pájaros –que son los ganados de la madre tierra- a comerse las chacras, el zorro se lleva a las crías de oveja y alpaca; le da enfermedades a los ganados y a las plantas, por tanto el ganado y las plantas mueren, van disminuyendo poco a poco. No caen las lluvias, viene mucho viento, cae la helada y la granizada que se lleva a la chacra. También entran los ganados de los vecinos a comer la chacra y se producen peleas entre vecinos. Cualquier descuerdo siempre llega cuando el criador no se acuerda de la madre tierra.

Hay que acordarse de ella, para que se compadezca de la frágil vida humana. Cuando se cumple constantemente con la Madre Tierra, año tras año se multiplican  las papas, las alpacas y las llamas, dando bastantes crías. Si no hace así, el ganado puede terminarse, no se reproduce, se muere; es decir, cualquier novedad siempre se presenta para el ganado y la chacra.

 

3. Runapura allin kawsay

Esta actitud del pastor se refiere a un modo de convivencia armoniosa entre seres humanos o la comunidad del runa, es decir, vivir armoniosamente la pareja en familia, respetando a los compadres y amigos. Esta convivencia armoniosa se logra mediante el cumplimiento de las siguientes normas éticas durante la crianza de la vida:

− Vivir sin peleas, rencores ni discusiones entre familiares y las otras personas de la comunidad humana.

− Evitar las discusiones entre personas, especialmente sobre la chakra, en presencia de los cultivos (mikhuykuna) ni de los animales domésticos (uywakuna).

− Evitar acercarse mareados y borrachos a la uywa y mikhuy chakra.

− No hacer llorar a los mayores, abuelitos y abuelitas, a los niños y niñas, ni privarles de sus alimentos cotidianos.

Sólo cuando se ha cumplido escrupulosa y responsablemente con estos tres mandatos éticos en el proceso de crianza de las plantas y animales, las chacras dan mejor (allinta urin) y los animales se reproducen sin problemas (allinta miran). El que hace reproducir bien a los cultivos y animales, no sólo es un buen criador, sino también tiene una buena mano (allin makiyuq) o mano caliente (q’uñi maki), tiene mano de comida (mikhuy maki). Si el criador de los cultivos y ganados cumple a medias estos mandatos éticos, las chacras y los ganados producen poco, casi a medias. De dar dan, pero muy poco, no dan bien. Entonces se produce el ripuy (irse) de los cultivos y animales y después el chinkay, perderse definitivamente, quedando el hombre en la más absoluta miseria.

 

Bibliografía 

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